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Raúl Zurita, poeta chileno

“En poesía puedes ser revolucionario de izquierda, puedes ser fascista, pero lo que no puedes ser es socialdemócrata. El arte tiene vocación de extremo”, dice el poeta chileno Raúl Zurita, referente de la poesía chilena, quien llegó a Buenos Aires para participar el domingo del Festival Internacional de Poesía de la Feria Internacional del Libro.

Autor de una obra fundamental en la poesía contemporánea, Zurita (Chile, 1950) escribió, entre muchos libros, "Purgatorio", "Anteparaíso", "Canto a su amor desaparecido", "La Vida Nueva", "Los países muertos", "Las ciudades de agua", "INRI" y el monumental "Zurita". Recibió la Beca Guggenheim, el Premio Nacional de Literatura y el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, entre otros.

A finales de los años 70, Zurita formó parte de CADA (Colectivo de Acciones De Arte), conocido por realizar diversas intervenciones artísticas en espacios públicos. En 1982 escribió con el humo de una avioneta el poema "La Vida Nueva" en el cielo de Nueva York y, en 1993, grabó de forma permanente el poema "Ni pena ni miedo" -que consta de este único verso-, en el desierto de Atacama, visible desde el cielo.

Zurita, que el jueves pasado presentó en La Coop Librería su libro “In memoriam", publicado por Audisea, con la presencia de Leli Busquet, Gerardo Jorge y Diego Alfaro Palma, contó que “la experiencia fue entrañable, intensa, verdadera”.

Y sostiene, en una entrevista con Télam, que “hoy en día lo que más me llama la atención son los poetas jóvenes, son los que retoman la visión larga, obras con ambición; en el último tiempo la poesía ha caído en un autismo que solo habla del yo, algo muy intrascendente, y de pronto veo nuevas voces con poetas que se la juegan, vuelven a buscarlo todo”.

“No se trata de ambición personal -apunta Zurita-, no se trata de ser famoso, es la ambición de una obra lo importante. Gonzalo Millán, por ejemplo, tenía una obra, una visión. La poesía es un gran arte humano que necesita fuerza: lo terrible, lo incomprensible, lo atemorizante, es lo que llamamos poesía”.

Según el poeta, “ese gran arte está siendo sepultado por toneladas de poesía autista, una poesía sin fuerza, sin ambición, sin pasión. Nicanor Parra dijo que los poetas bajaron del olimpo, ya dejaron de ser esos seres especiales para ser hombres comunes. Bueno, ahora tienen que regresar al olimpo a trabajar. Si la poesía muere, que muera con grandeza”.

“Esta fuerza la veo en la poesía joven, no solo chilena, sino latinoamericana. De la Argentina me fascina Sergio Raimondi, tiene una obra impresionante. También me gustan mucho Mercedes Roffé y Jorge Boccanera, me gusta el tango, Cátulo Castillo es un gran poeta”, consideró Zurita.

En 2008, Zurita comenzó a reunirse con la banda González y Los Asistentes, liderada por el poeta y músico Gonzalo Henríquez, para componer música a partir de poemas recitados; de esa experiencia surgió el álbum "Desiertos de amor", donde se puede escuchar su imponente voz.

Ahora cuenta: “Vuelvo a leer cosas que admiro, vuelvo a leer siempre a Joyce, Whitman, Rimbaud, Dante por supuesto, y me encanta Bob Dylan, es alta poesía. También me gustan algunas letras de Cerati. Leonard Cohen, claro, es un maestro absoluto. Y hay poemas de Borges que son extraordinarios”.

"In memoriam", uno de sus libros más personales, abarca la memoria sangrienta del golpe de Estado de 1973 en Chile a través de diversas formas de la muerte, la insaciable búsqueda del amor y el dolor de la supervivencia en una cruda lírica atravesada por la narración autobiográfica.

“Nunca me propuse escribir sobre el Golpe de Estado -afirma Zurita-, pero sentía que no se podía hablar de otra cosa, expresaba lo que me pasaba, lo sigo haciendo. Pero todo eso no vale nada si no hay un trabajo con la forma; hoy en día todos los poemas son iguales porque todos tienen la misma forma, por eso es importante romper con estructuras”, agrega.

“La primera rebelión de un artista es detectar sus cárceles, no se puede hacer una obra revolucionaria si no se cuestiona la forma. Parra, Neruda se cuestionaron la forma, no intelectualmente sino desde la pasión artística. Uno necesita fuerza para resistir. Hay algo que uno tiene que decir aunque aun no lo sepa”, dice el poeta.

Finalmente, Zurita confiesa su nuevo proyecto: “estoy tratando de cerrar mi existencia y lo poco que me toca hacer en este mundo. Es un último proyecto que consiste en la proyección de frases sobre los acantilados de la costa chilena. Solamente podrán ser vistas de noche y desde el mar”.

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