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Emoticons, signos, supresión de letras y muchos anglicismos: así escribimos

Hablamos muy mal y escribimos peor
                                                                                                     
La evolución es buena y la modernización, inevitable, pero ¿es solo eso?
«Siempre se ha dicho que antes se hablaba mejor, pero es que ahora es verdad». Pancracio Celdrán, autor de numerosas obras acerca del lenguaje como Hablar bien no cuesta tanto (Temas de Hoy), señala el turbio momento por el que atraviesa la lengua. Las razones son para él muy claras: por una parte, el cambio en la nomenclatura y forma de explicación de la gramática tradicional propició que los niños de hoy no se enteren de nada; y, por otro, la urgencia de las nuevas tecnologías lleva a los jóvenes a un empleo incorrecto de la lengua.

¿Es entonces la culpa del móvil y el ordenador?... Pues en buena medida parece que sí. «Lleva a la abreviatura excesiva y al uso de letras no adecuadas y signos matemáticos para sustituir palabras y emoticons para sustituir palabras como amor, pena, enfado... Esto va calando en el espíritu de la lengua». Donde más se resiente es, para este filólogo, en el ámbito del elogio: «Insultamos mucho más que elogiamos».

Puede que para algunos se trate de evolución, modernización o enriquecimiento, pero no todo vale en el jardín de las palabras. El periodista y filólogo Julio Somoano lleva a cabo un exhaustivo y ameno análisis de los errores más habituales y actuales de la lengua en su recién publicada obra Deslenguados (Temas de Hoy). «Facebookear o feisbuquear. Twitear o tuitear. E incluso retwitear o retuitear son verbos que han llegado para no marcharse... Solo nos queda saber si mantendrán su grafía original (...) o si acabarán de españolizarse: feisbuquear y tuitear».

Fuente: 20 minutos.

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